Y se fue.

Solo logré ver la parte de atrás del taxi, y claro, su silueta estaba quieta. De seguro disimula la pena. Sospecho que tenía pena, aunque no lloró cuando me dijo que pensaba no volver verme nunca más en la vida. Supongo que era ironía. Y la ironía es mi segunda lengua.

Su maleta estaba liviana. Dos posibilidades. Dejará atrás toda su vida, incluyéndome, para comenzar renovando todo su guardarropa, o esta es solo una amenaza nuevamente de las tantas que ya le oído.

Volverá. Con todo lo que he hecho por ella, volverá. Más que mal esta es una relación consolidada con los altibajos naturales, nada del otro mundo. Esas obvias peleas producto su falta de tino frente a mis parientes y amigos, o esa habilidad suya para suponer, siempre de modo equivocado, cual es el mejor panorama para el fin de semana.
De cualquier forma ella me necesita más mi que yo a ella. Soy como su súper héroe. Volverá llorando. Y cuando dice que quiere hacer algo diferente siempre quiere ir al cine, es extraño, pero yo entiendo a las mujeres tan bien. Todos sus códigos.
Cuando dice que quiere estar sola, en realidad quiere estar conmigo a solas.
Cuando dice que quiere mudarse en realidad quiere venir a vivir a mi casa de forma total.
Su batería tiene que estar descargada por eso no me ha llamado aún. Es increíble lo que la flaca llenaba. Aunque almuerzo solo como siempre lo hice, en casa falta algo, debe ser un cuadro. Quizás falten libros, o discos compactos.
Es lógico un televisor nuevo.
Y si la llamo como amigo, para charlar, demás este fin de semana la pasamos bien. No creo que el sujeto que me contestó el teléfono sea algo más que su amigo. Se oia amable.
Si solo ha pasado 3 años desde que se fue.