Una pequeña vuelta de tuerca a lo cotidiano.

Friday, June 27, 2008

APORTE DE WALLACE....

Esta vez Andrés Sáez me ha dado pluma a mí para reemplazarlo en esta prosa. Una vez elogióse mi presentación, fue precisamente él quien respaldó darme tribuna para estas menudencias. Sin marasmo asumo plenamente su contenido.

Qué pasó con las maracas.

Despertando lo primero que veo es una mujer correcta. Su falda larga. Perfectamente planchada.

El techo es el mismo que vi. En mi teléfono 7 llamadas perdidas y la hora, 15 horas más tarde del último segundo que recordaba.

Diez dedos en total, los pies y ninguna cicatriz aparente, bien. En mi frente media borrosa esa mujer correcta. En la puerta, el nombre Daniela.

No necesitaba más antecedentes.

Ahora en la parte de la cabeza que no me dolía, el nombre de Rodrigo pasa raudo, pero repetitivo, y lo pronuncio.

-¿Sabes algo de Rodrigo?

-¿Quién?

- Rodrigo el muchacho que estaba conmigo

- No, desde hace mucho que estabas sólo tu.

No había ningún enlace en mi mente que recorriera un lugar con su cara, figura, menos su forma de vestir, aquella persona era una desconocida, en un lugar desconocido, en un tiempo que no me correspondía. Todo lo contario. Se alejaba profundamente de ese último rayo de luz que marcó algo.

Aunque sus ojos algo dejaban apreciar.

- Duerme tranquilo- me dijo

No había olor a cigarrillos ni nada que se fume, no había hálito alcohólico, no había nada.

Y de las mujerzuelas, nada.

No existía en ese lugar ninguna historia de golfa. Pero cómo, desde que momento me inventé esa fiesta, las meretrices, mi amigo.

Definitivamente, di un salto en el tiempo.